Caracas.- En el beisbol todo es posible, pero –como en la rutina- hay cosas que son más probables que otras.

Cuando se desarrolla un conato de no hit no run, y alguien le arruina el sueño al lanzador, casi siempre ocurre con un imparable. Pocas veces se acaba todo con un cuadrangular, y casi nunca (no es una exageración) el mismo que rompió la supremacía de los ceros con el gran batazo es el responsable de terminar el juego con otro jonrón.

Nada de eso había sucedido en la Era de la Expansión (desde 1961) hasta que el venezolano Jesús Aguilar lo hizo.

Fue recibido en el plato del Miller Park y bañado en agua por los Cerveceros de Milwaukee como reconocimiento por ser el héroe contra los Cardenales de San Luis. Solo él fue el encargado de hacer las dos carreras que le dieron las victorias a los lupulosos, gracias a sus dos estacazos.

Águilas es el líder en vuelacercas de la organización, con 16. Eso es una ironía, pues al principio de los entrenamientos primaverales no tenía un puesto entre los estelares.

“Una vez más planea sus turnos al bate, es muy listo, sabe lo que pasa cuando está en la caja”, le dijo Craig Counsell, manager de Milwaukee, a MLB.com. “Realmente ha mejorado con eso. Sabe lo que busca. Creo que es la mejor manera de decirlo. Es capaz de hacer un buen swing con fuerza, y ser un jugador realmente peligroso”.

No solo su registro es algo único. Esta temporada es toda una novedad para el propio Aguilar. Igualó su tope de jonrones en una campaña, con 49 carreras remolcadas está a tres de empatar su marca y batea para .305 de promedio y .975 de OPS.