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Magallanes naufragó en las aguas turbulentas de la Semifinal

22/01/2021

Foto: Prensa Magallanes BBC

Hugo Guerreo | Prensa LVBP

Valencia.- La temporada 2020-2021 no se presentó como un reto sencillo para la oficina de los Navegantes del Magallanes. Al igual que el resto de los equipos, los valencianos tenían que zarpar con poco tiempo de preparación para sus tripulantes. No obstante, el mayor desafío para el alto mando naviero, era el de confeccionar un conjunto que no contara con piezas que tuvieran relación con el sistema de Grandes Ligas, por segunda zafra consecutiva.

“Obviamente es una desventaja muy grande no poder competir con todo el material criollo que tienes a disposición. Eso también te afecta en todos los niveles. Posibles adiciones, mercado en países miembros de la Confederación del Caribe, importaciones e inclusive limitaciones en tu staff de técnicos”, destacó Maximiliano Branger, presidente del club carabobeño.

En ese sentido, la comisión deportiva de la nave armó un lineup en base a su importación que, como compensación del veto de MLB y, al igual que Tigres de Aragua – también sancionado – eran las únicas novenas con un cupo máximo para seis foráneos. Ese grupo de extranjeros, todos con experiencia previa en la liga – excepto Brandon Quintero y Marc Flores, de la primera avanzada – cumplieron con creces las expectativas generadas por lo antes demostrado en el circuito.

Reynaldo Rodríguez fue el líder impulsor del equipo con 25 – igualado con Alberth Martínez –, mientras que ligaba para .349 en 37 juegos. Cade Gotta reunió el mejor porcentaje de embasado (.453), fue segundo en anotadas (22) y dejó average de .325 en 35 encuentros. Leonardo Reginatto, aunque estuvo 14 días fuera por molestias físicas, pudo disputar 24 compromisos y finalizó con el mejor promedio de los navieros (.383). Por otro lado, el estadounidense Flores si bien fue cesanteado en la parte final de la contienda, terminó con el mayor OPS (.964) y fue segundo en jonrones (5), mientras que, Wellington Dotel a pesar de estar en acción en apenas cinco choques –sufrió una fractura en la mano izquierda en el primer duelo- pudo ligar para .385 en su corto tiempo de juego.

Además de atinar en la importación, el barco sumó a varios navegantes antes de la justa para resolver uno de los asuntos que los hundieron en la pasada temporada: los errores en defensa. Y el problema fue solventado. Le gerencia pudo estabilizar la línea central con Gotta, Engelb Vielma – llegó en un cambio con Águilas semanas antes del inicio de la zafra – y Carlos Pérez que, aunque había sido canjeado en el 2019 desde Leones, nunca había podido debutar con la nave.

Magallanes pasó de cometer 66 errores en la campaña anterior –la máxima cantidad- a ser el equipo con menos pifias en la 2020-2021 con 30. En ese sentido, la llegada de Vielma y la contratación del cubano Yordan Manduley, pasados los primeros 12 juegos de la presente zafra, tuvieron mucho que ver con la mejoría del infield que, en la zafra pasada fue el culpable del 64% de los errores del equipo, mientras que, en esta contienda el cuadro tuvo que ver en el 33% de las marfiladas cometidas.

Todas esas reparaciones al barco parecieron sacarlo a flote, clasificando segundos en la apretada División Occidental y dejando el tercer mejor registro de la temporada, solo por detrás de los finalistas Cardenales y Caribes, a pesar de llevar sobre su cubierta la pesada sanción de la OFAC y MLB.

“Un récord de 21 y 16 en la temporada regular y quedar eliminados en el séptimo juego de la semifinal, es un indicativo que el equipo tuvo una buena actuación, pero no alcanzó para llegar a la final”, expresó Luis Blasini, miembro de la comisión deportiva de la nave.

“Esta temporada 2020-2021 tiene un balance positivo por la buena eliminatoria. Tercer mejor récord de los ocho equipos”, secundó Branger.

Entonces… si en teoría se hizo todo para llegar a puerto seguro, ¿qué le pasó al Magallanes?

“Simplemente no clasificamos a la final porque no se utilizaron a los relevistas oportunamente en los juegos uno y seis, ambos iniciados por Erick Leal”, opinó Blasini. “Llegamos a tener ventaja de 5x0 y 2x0 respectivamente, y no fuimos capaces de recurrir al bullpen estelar del equipo, que fue uno de los puntos fuertes en la ronda regular”.

Asimismo, en Semifinales les tocaba enfrentar al mejor equipo de la última década, con 11 clasificaciones seguidas a los playoffs, tres títulos y cinco finales. Además, los pitchers navieros tenían que lidiar con la segunda mejor ofensiva de la campaña, y la mejor entre los cuatro clasificados con .302 de average colectivo.

Más allá de ello, estuvieron arriba en la serie 2-1 y hasta llegaron a estar a una victoria de alcanzar la Final, cuando se colocaron 3-2. No obstante, de pronto, todo se derrumbó.

Con la serie empatada 2-2, Magallanes se quedó sin manager. Problemas de salud e impases con algunos jugadores, apartaron del cargo a Carlos García.

“Tuvimos fallas técnicas que resultaron de forma negativa para los resultados de los juegos. En este momento viene la etapa de evaluaciones e informes de todos tus jugadores y cuerpo técnico”, apuntó Branger. “Luego de esas evaluaciones se irán tomando las medidas y cambios necesarios (en el staff) para prepararse a la próxima temporada”.

El bullpen, que había sido lo mejor del equipo después de la defensiva en la ronda eliminatoria con 3.71 de efectividad, no aguantó el peso de los maderos anzoatiguenses. Llegaron a ser protagonistas en las dos victorias turcas en los juegos dos y tres, acumulando nueve entradas sin permitir carreras en ese período. Sin embargo, terminaron la serie con un porcentaje de carreras de 7.96.

Otro factor que pesó en el naufragio de los Navegantes en las Semifinales, fue el hecho de no contar con el mismo Erick Leal de la ronda regular. Más allá de las decisiones técnicas, si debían dejarlo o no ante determinados bateadores en situaciones apremiantes en sus dos presentaciones de la serie, el Pitcher del Año permitió 11 carreras limpias en 9.2 innings y cargó con dos de las cuatro derrotas de la nave.

Y no solo Leal fue castigado por los bates orientales. Excepto Wilfredo Boscán en su apertura del tercer choque –lanzó cinco innings en blanco- todos los iniciadores eléctricos fueron maltratados por la ofensiva de la Tribu, dejando una efectividad colectiva de 6.35, la peor de las Semifinales.

“Luego de clasificar, hicimos una excelente adición (Danry Vásquez) y tuvimos la oportunidad de pasar a la final en un playoff muy parejo. Siete juegos muy emocionantes con un rival muy digno como lo fue Caribes de Anzoátegui”, abundó Branger. “El pitcheo abridor en algunos juegos de la semifinal no se mostró en su mejor capacidad y por allí se fueron oportunidades importantes”.

La ofensiva también tuvo su cuota de culpabilidad. Aunque al igual que en ronda regular, no se destacaron anotando carreras - fueron el segundo equipo con menos rayitas anotadas- en esta fase esa tendencia no varió, registrando 36 anotaciones, la menor cantidad de los playoffs. Sin embargo, en este sentido lo que más les pasó factura a los bucaneros, fue el hecho de no ligar con hombres en bases en el sexto juego, conectando de 9-0 con corredores en posición de anotar y dejando a 10 tripulantes esperando remolque.

Entre factores del juego, y decisiones desacertadas por parte del staff técnico, la nave se hundió nuevamente a las puertas de una nueva final, que no disputan desde la temporada 2015-2016, cuando cayeron ante los Tigres, registrando su último título en la 2013-2014. En ese aspecto, los turcos sufrieron su cuarta eliminación seguida en playoffs y quinta desde esa instancia decisiva ante los bengalíes.

“No poder contar con tus jugadores y técnicos pertenecientes a MLB es un hándicap muy duro. Imagina a Caribes sin Willians Astudillo, (Rafael) “Balita” Ortega, Tomás Telis, Luis Sardiñas y el pitcher abridor (Andrés) Machado en la semifinal. Por más que se quiera compensar con tres importados adicionales, nunca será lo mismo que jugar con los mejores criollos del equipo”, sentenció Blasini.

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